Principio de Madures Espiritual de un Discípulo


  • El Discípulo vive continuamente según la palabra de Dios, no ocasionalmente, tiene un conocimiento solido en la Palabra de Dios, caminar estable, consecuente, santo ante Dios y los Hombres, su Fe debe estar fundamenta en Cristo en su Palabra  “el que dice que permanece en él, debe andar como el anduvo. (1 Juan2:6)” no se trata de hablar bonito sino de vivir y cumplir la Palabra de Dios, El Discípulo cuenta con sus promesas  de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre. Cristo estaba amoldado a la Palabra, vino como hombre a la tierra a cumplir lo que estaba escrito de esa manera agradaba al Padre (Lucas 24:44) “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.”

  • El Discípulo confía su vida completamente al Señor, en la vida cristiana van venir altos y bajos, pruebas y hasta pecados, el Discípulo aprende a vivir por Fe, aprende aferrarse al Señor en lo momento difíciles, en los días de hambre estará en Paz porque está convencido que será sustentado por Dios, buscara la fortaleza y el Poder del Señor cuando satanás lanzara sus dardos, el Discípulo aprende que  Jehová lo sostiene de su mano, cuando cayere, no quedará postrado, no huye, sino desarrolla una confianza en la oración, sabe que sus palabras fueron oídas en el cielos y tiene un  Padre bondadoso que le concederá su petición.

  • El Discípulo vive una vida fructífera en el Señor, para dar frutos hay que morir a nuestros sentimientos y deseos que más anhela, su antigua vida, llena de toda clase de maldad y pecado esta crucificada en Cristo, es decir, corta de nueva vida lo que le hace pecar y se aleja. el Discípulo mantiene una relación cercana en  comunión y consagración para el Señor, para ser fructífero en los servicios (Juan 15:5) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. (Mateo 25:14-30) la obra de Cristo puesta en la manos del Discípulo consagrado fructifica, es pecado ser negligente en la hora de servir al Señor, si trabajamos muchos en la obra y no llevamos almas a la iglesia, tenemos que revisarnos.

  • El Discípulo comprometido en amor incondicional y sacrificio por otro, en actitud de humildad y voluntad de servir a los demás, no exclusivamente a las mismas personas como pareja, hijos, padres, si no ha otros. Cristo es nuestro mayor ejemplo: la Cruz del calvario, los Clavos que atravesaron sus manos, el sufrimiento y el dolor causado por el pecado, todo ese padecimiento era para nosotros, pero Él lo llevo en su cuerpo por amor, para darnos vida eterna,  (Juan 13:34-35) Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

  • El Discípulo comprometido a la gran comisión, es responsabilidad de toda la iglesia evangelizar y ganar almas. El libro de Hechos describe a los Discípulos que fueron esparcidos por causa de la persecución y muerte de Esteban, iban predicando el Reino de Dios y donde llegaban era causa de gozo para el pueblo, el Reino de los Cielos es gozo, personas atormentadas por espíritus de demonios y enfermedades eran curadas y en pleno gozo glorificaban a Dios, la evangelización activa la mano de Dios para hacer sus milagros (Hechos 11:19-23)